Compartir a Jesús con otras personas es una de las cosas más importantes que podemos hacer como cristianos. La respuesta a los problemas y necesidades del mundo se encuentra en Jesucristo. Nosotros, Sus instrumentos humanos – Su boca, manos y pies aquí en la tierra – debemos ofrecer el mensaje del amor, sanidad y liberación de Dios a todos los que lo escuchen y lo reciban.

 

Nuestra vida

Una de las maneras en que podemos inspirar e influenciar a otros para que quieran una relación con Jesús es ser un testimonio vivo de Él con nuestras propias vidas. La manera en que vivimos, cómo hablamos y actuamos, cómo reaccionamos cuando nuestra fe es probada, cuando amamos incondicionalmente, cuando “caminamos y hablamos” por así decirlo, muestra a los demás que verdaderamente tenemos el amor de Dios en nosotros. Y así es como empezamos….amando a los demás…

Para toda la ley se puede resumir en este comando: “Ama a tu prójimo como a ti mismo
(Juan 13:34˗35)

He oído decir que a nadie le importa lo que sabes hasta que sepan que te importa. Mostrar una preocupación sincera por el bienestar de los demás irá mucho más allá de cualquier palabra que podamos decir para guiar a alguien a querer conocer al Señor por sí mismo. Puede parecer intimidante o puede pensar que no es lo suficientemente “espiritual” para compartir a Jesús con otros. Pero, es sólo una simple conversación.

 

Nuestro Testigo

Primero, dígales lo que Dios ha hecho por usted. Use su historia personal de la bondad de Dios en su propia vida para mostrarles cómo Jesús puede hacer una diferencia en la suya. Hágales saber que Dios tiene un plan maravilloso para sus vidas (Juan 10:10). No tengas miedo de lo que vas a decir. Sólo manténgalo simple y deje que el Espíritu Santo lo guíe.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de él.
(Juan 3:16-17)

Sea firme en dejarles saber su necesidad del Salvador (Romanos 3:23), pero sea compasivo también. Afirme el amor de Dios por ellos, mientras les hace saber las consecuencias del pecado (Romanos 6:23). Asegúrales que no tienen que llegar a ser “suficientemente buenos” primero… que pueden venir a Jesús “tal como son” (Romanos 5:7˗8). Recuérdeles que Jesús dijo que no hay otra manera de conocer a Dios excepto a través de Él.

Jesús le dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
(Juan 14:6)

 

Nuestra Oración

Anímelos a declarar en voz alta su nueva fe en Jesús (Romanos 10:9-10). Luego, guíelos en una breve oración… quizás algo como esto:

Jesús, creo que eres el Hijo de Dios. Gracias por morir por mí para que pueda conocerte en esta vida, y al aceptarte, vivir eternamente contigo en el cielo. Rechazo y alejo de mí todo mal y te entrego mi vida. Por favor, perdóname, límpiame y ven a mi corazón. Amén.

Ahora, hágales saber que pertenecen a Dios (2 Corintios 5:17). Si aún no tienen una Biblia, anímelos a obtener una versión que puedan entender fácilmente y a leerla todos los días. Invítelos a la iglesia y anímelos a encontrar un hogar en la iglesia, donde puedan escuchar regularmente la Palabra de Dios y tener compañerismo con otros creyentes.